Ubicada en un terreno muy favorecido por sus vistas al hoyo dos del campo de golf campestre de Puebla, casa Nostra exigía abrirse a la inmejorable vista arbolada por esta razón se pensó en una fachada de vidrio totalmente transparente, como la piel de la casa, logrando una integración del interior con el exterior. Su gran volado engrandece la espacialidad de la plaza logrado una amplitud única ya que al abrir los enormes ventanales se logra una sensación de libertad en el interior donde la luz baña los muros del color del sol y donde el viento acaricia sus cortinas largas que acogen el lugar de gran altura.
En la casa hay un habitante muy especial a la mitad de la plaza, que por su especial gusto y estética se convierte en un mueble dejando atrás su función de transporte y ahora formando parte importante del amueblado y personalidad de la misma. Donde la sala/bar y comedor conviven muy cerca con él. La cocina también se integra al exterior logrando que todos los espacios se orienten al jardín y en consecuencia a la generosa vista.
La casa en su planta alta cuenta con dos recamaras gemelas, la recamara principal cada una con vestidor y baño, una sala familiar integrada al área de juegos también con una virtuosa vista al exterior en un concepto de balcón hacia la plaza logrado así un espacio de sensación muy amplia.
Las fachadas en su total limpieza, logran una proporción y belleza por su notable sencillez formando un cuerpo totalmente ciego a las calles y abierto a las vistas profundas del campo de golf. Los muros de color blanco son el lienzo perfecto para tomar los colores del sol y en la noche colorearlos con los tonos únicos de los atardeceres haciendo un ambiente lleno de sensaciones que solo los que viven el lugar podrán sentir y disfrutar.
Casa Nostra una sola obra arquitectónica de mucha sencillez y elegancia para una familia muy generosa y cariñosa en su trato y amistad.